DOGO ONSEN HONKAN

Miyazaki y Chihiro

Martes, 8 de Octubre de 2013

Salimos del Valle de Iya sobre las 17h de la tarde, y como aún nos quedaban unos 150 km de carretera por delante hasta llegar a nuestro próximo destino, optamos por hacer una pequeña parada de descanso (con siesta de 20 minutos incluida) en un área de servicio.

Matsuyama

Llegamos a Matsuyama a última hora de la tarde y ya era de noche, así que fuimos directos a hacer el check-in a la Guesthouse donde pasaríamos la noche: Guesthouse Sen. Este acogedor albergue/hotelito/ryokan está regentado por una pareja encantadora, él estadounidense (Matt) y ella japonesa (Nori), y fue una maravilla alojarnos allí: habitación con tatamis, baños con onsen, y sala, comedor y cocina compartidos. Nada más llegar nos dieron un yukata (kimono japonés de verano) y unas geta (sandalias japonesas) y nos explicaron cómo ir hasta el Dogo Onsen para poder disfrutar de los baños termales más conocidos de Japón.

En Matsuyama, y más concretamente en los alrededores del Dogo Onsen, es normal ver a gente por la calle en yukata así que nosotros nos adaptamos a la situación al momento, y salimos a la calle como auténticos japoneses.

Dogo Onsen Honkan

Es una de las tres casas de baños termales japonesas más antiguas de Japón y tiene una historia de más de mil años. Se dice que Hayao Miyazaki se inspiró en este onsen para diseñar los baños termales regentados por Yubaba en los que Chihiro se ve forzada a trabajar en la película "El viaje de Chihiro". Dogo Onsen Honkan es además conocido por ser el escenario donde se desarrolla la famosa novela Botchan, de Natsume Soseki.

Sabiendo esto, visitar este famoso onsen era visita obligada para nosotros ^^

Al llegar al imponente edificio del Dogo Onsen tienes que elegir qué tipo de baño quieres y pagar un precio u otro según el baño y recorrido escogido: 300JPY por baño; 620JPY por un baño seguido de un té y un aperitivo, incluido el alquiler de un yukata; y 980-1240JPY por el tama-no-yu (baño de los espíritus), seguido de té y dango (dulce japonés) y zonas de descanso más privadas. Nosotros optamos por el completo, ya que estábamos allí ¡no queríamos perdernos nada!

Una vez dentro, dejas los zapatos en una taquilla y te encuentras en un lugar donde uno no sabe bien cuál es el orden que se debe seguir pero que por suerte, te van guiando por todas partes. Por haber pagado el precio caro, nos llevaron hasta el piso superior y nos dejaron en una habitación privada para que dejáramos nuestras cosas y nos pusiéramos el yukata propio del onsen. Una vez cambiados nos llevaron y enseñaron el baño privado de la Familia Imperial japonesa y nos explicaron la Leyenda de la Garza (egret, en japonés). Dice la leyenda que hace años vivían muchas garzas por la zona, y un día una garza que se había lastimado la pierna se acercó a las aguas termales y estuvo días bañándose en ellas. Al cabo de un tiempo la garza se recuperó y salió de allí volando. La gente local que observó a la garza empezó también a bañarse en las aguas termales y su salud mejoró. La noticia de que las aguas termales de Dogo eran beneficiosas para la salud se difundieron e hicieron famoso al onsen.

Después ya empezó el tour por los distintos baños, todos separados hombres de mujeres. Baños privados y baños con más gente. Por último, ya relajados, subimos al piso de arriba a cambiarnos a nuestra pequeña habitación, nos dieron un té y unos dango, y nos llevaron hasta la habitación que usaba Natsume Soseki cuando iba a relajarse al Dogo Onsen.

カラオヶ Karaoke

Salimos del onsen relajadísimos y con ganas de ir a tomar algo a un bar que habíamos visto antes de entrar, pero con tan mala suerte que cuando llegamos ya estaban cerrando. Viendo que no había muchas opciones de ocio decidimos pasear con calma hasta nuestra guesthouse, comprar algo de camino y cenar allí tranquilamente... pero ¡tachán! De camino nos paramos a mirar la carta de un bar y de golpe salió de dentro una señora encantadora que nos invitó a entrar con tal efusividad que decidimos tomarnos una cerveza antes de ir a comprar cena. Para nuestra sorpresa, estábamos prácticamente solos en el bar, con la señora y su nieta trabajando de camareras y con otra pareja de japoneses que estaban allí bebiendo y ¡cantando en karaoke! Fue divertidísimo, estuvimos los 6 hablando y estaban encantados de tener extranjeros allí, nos preguntaron de todo, practiqué al máximo mi japonés e incluso cantamos! ^^

Después de un par de cervezas, risas y varias canciones decidimos irnos a comprar algo para cenar, no vaya a ser que nos cerraran el super. Compramos sushi y cenamos tranquilamente en la sala de estar de la guesthouse leyendo la guía para decidir qué visitaríamos al día siguiente.

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